Diseño de logotipo, aplicaciones en objetos de uso y propuesta de identidad para un microemprendimiento que diseña y comercializa ambos médicos. (Proyecto en suspenso.)
Cliente:
Ayelén Weber
Servicio:
Identidad visual
Año:
2020
/Contexto
Una nutricionista junto a su marido kinesiólogo, su madre costurera y un emprendimiento inevitable en época de pandemia.
Hasta 2020 el mercado de los ambos de trabajo era relativamente pequeño y muy estable. La pandemia, entre tantas otras alteraciones, produjo una ampliación de este mercado atrayendo nuevos oferentes casi instantáneamente. Esta saturación de la oferta hizo que las propuestas de marca, hasta es momento casi inexistentes por tratarse de indumentaria técnica-operativa, ganaran sofisticación, creando un nuevo panorama novel de ofertas elaboradas.
Es en este contexto que la comitente decidió lanzar una marca de ambos médicos. Tenía el know-how para diseñar y confeccionar prendas, estaba inmersa en el entorno de prestadores de salud y tenía un gusto natural por la moda y la indumentaria. El emprendimiento estaba servido en bandeja.
Con respecto a la oferta técnica, sabía que quería competir con diseño elaborado, calidad en la confección, y una gran variedad de texturas y patrones en las telas. Esto llevaba naturalmente a pensar una propuesta de marca que acompañe ese nivel de sofisticación.
/Concepto
La expresión visual de los valores sostenidos por la nueva juventud entrando al mercado laboral.
La primera decisión fue apoyar el desarrollo de identidad en los intereses y valoraciones de los estudiantes universitarios y profesionales jóvenes, sin limitarme a sus profesiones o entornos de trabajo. En particular se destacaba el interés por los discursos de género y la deconstrucción de las estructuras de conducta tradicionales, entre las que ya figuraban prominentemente los entornos laborales y la división cada vez más difusa entre trabajo y esparcimiento, entre productividad y entretenimiento.
Esta disolución de la polarización de actividades, actitudes y modos de conducirse en diversos ámbitos fijó automáticamente el concepto de ambivalencia como eje y motivo principal de la identidad de marca constituyéndose como el eje de un encadenamiento temático en la búsqueda de un estilo discursivo y visual propio.
/Morfología
El isotipo combina la estructura de la "A" con los elementos fundamentales de los símbolos masculino y femenino, disolviendo la polarización y uniéndolos en un único signo que los representa a los dos.
AMBI es un apócope del término "ambivalencia" y homógrafo del prefijo ambi-, que significa "en ambos sentidos". Además de la pertinencia temática se ofrece al eco semántico presente en la denominación "ambos AMBI", que funciona como un jingle potenciando la pregnancia y la retención del nombre.
El logotipo se construyó como un "parche" y se asoció al símbolo de un modo arbitrario y abiertamente inconexo. Esta decisión morfológica hace referencia a la arbitrariedad en la posición de los parches bordados, los tatuajes y en general el arte previo al racionalismo renacentista; referencias a un nuevo concepto de libertad no-normativa que se generalizaba entre los jovenes en ese momento. La disposición de los elementos del isologotipo refuerza el concepto de ambivalencia al establecer una comparación lado a lado entre un símbolo y una palabra, que a su vez están ubicados en contenedores explícitamente diferentes.
Por último se apeló al "orientalismo" como capa contextual que aportaba cierta sofisticación referida a la "multiculturalidad", otro valor relevante de esa época. Se puede apreciar en la disposición vertical del isologo y sus textos asociados, referenciando a la escritura japonesa, coreana o china. Esta idea de multiculturalidad se expandiría en las puestas gráficas recuperando elementos provenientes de diversas culturas y épocas, en particular del naíf exótico de Henri Rousseau, la pintura medieval, el maximalismo mexicano y la ilustración naturalista descriptiva.
Para equilibrar el exotismo y devolver la identidad de la marca a la función del producto, seleccioné una fuente tipográfica eminentemente mecánica. El aspecto normativo y regular de una fuente que remite a lo industrial nos devuelve a las disciplinas técnicas. Esta elección tipográfica verifica la ambivalencia entre dos “polos”: el espiritual, intuitivo, natural, artístico, etc; vs. el racional, normativo, técnico, instrumental, etc.
El resultado era una mixtura desenfadada que buscaba romper moldes apelando a los cuestionamientos que hacían las nuevas generaciones de 2020 en relación a su propio modo de vida, su trabajo, su esparcimiento y la intencionalidad de los objetos que utilizaban en sus actividades diarias.
